"Sobre lo que pasó esa noche, todo está ahí -dijo Lucía Rossi, señalando hacia la Fiscalía V-. Ella lo sabe y yo lo sé. Por eso estoy tranquilísima". Ayer, la modelo de 18 años declaró como imputada ante el fiscal Alejandro Noguera. La madrugada del 2 de mayo, Lucía y Alejandra López Zelarayán, de 19 años, protagonizaron unos incidentes a la salida de un boliche. Como se acusaron mutuamente, ambas son investigadas en el marco de la causa sobre lesiones recíprocas. "La gente sabe cómo somos las dos. Yo no soy Santa Lucía, pero nunca hice problemas en una fiesta ni nada raro", aseveró la modelo, acompañada por su abogado, Eduardo Moreno.
- Alejandra afirma que vos la agrediste primero...
- Nunca dije una barbaridad como las que menciona ella. No jugaría con algo referido a la enfermedad de su madre. Primero, porque respeto a su familia. Yo estaba de novia con su hermano y conozco a su mamá. Y, además, es un tema que toca muy de cerca a mi familia.
- ¿Declaraste lo que pasó esa noche? ¿Cómo fue el tema de la patota?
- El hecho se divide en tres partes. El primero, a pocos centímetros del boliche, cuando ella empieza a insultarme. El segundo, en la esquina de 24 de Septiembre y Catamarca, que comienza agredirme. Ahí es cuando me tiro al piso, tapándome, en posición fetal. Vi una persona encima mío, que era Alejandra, y sentí muchos golpes. Por eso no logré ver quién más me pegaba. Prefiero centrarme en ella, porque el problema venía con Alejandra. Sé quiénes son las personas que estaban con ella, pero no lo puedo probar.
- ¿Eran amigas?
- No. Teníamos una relación de "hola" y "chau". No pensé que íbamos a terminar así.
- Tus fotos salieron en medios de todo el mundo debido a este incidente...
- Es muy feo que haya sucedido por un hecho así. A mí me encanta modelar, pero salir en diarios y en la televisión con la cara golpeada no es nada lindo. Lo único positivo es que se le empezó a dar más bolilla al tema de la seguridad en los boliches y a cómo reaccionan algunas mujeres.
- ¿Seguís yendo a bailar?
- Todavía no quiero ir. Pero no porque alguien me moleste. Desde que pasó esto no había salido hasta el sábado, cuando fui por primera vez a una fiesta privada. Era por lista. Así pude sentirme más tranquila yo y también mis padres, que se sintieron muy mal por lo que me pasó.
- ¿Te afectó en algo lo que sucedió?
- Ahora estoy muy bien contenida. Pero en todo mayo no salí de mi casa. Además, hace poco que pude volver a trabajar. Fue una campaña a nivel nacional para una firma de ropa interior. Pero me van a tener que hacer un Photoshop (sic) de aquellos. Hoy por hoy, me presento en alguna agencia y no es lo mismo. Yo estaba acostumbrada a verme al espejo y que esté todo normal. Ahora tengo una marca en la cara y me debo pintar para ocultarla un poco. Esta cicatriz no se puede borrar ni siquiera con una operación.
- Acabás de declarar como imputada. ¿Qué sentiste?
- Mucha impotencia. Sé que no hice nada, y cuando me enteré por el diario me largué a llorar. Pero yo confío en la Justicia.
- ¿Cómo pensás que se va a resolver esto? ¿Te sentarías a aclarar las cosas con Alejandra?
- No me interesa tener una relación de amistad con ella. Yo quisiera que les pida perdón a mis padres y que se haga cargo. Quiero que se retracte de las locuras que dijo. Es lo único que me interesa. De ahí podríamos a llegar a algo fuera de esto. No es verdad que les pedimos plata. Mis papás trabajan muy duro de la mañana a la noche para darme todo lo que necesito. Yo tengo casa, estudio, hago mis actividades. Así que no necesito plata.